Internet de las personas y el ocaso de la empresa convencional


Es probable que resulte machacón hablar de la repercusión que la aparición del Internet de las personas ha tenido en todos los estratos de la sociedad. Sin embargo, cuando observo de cerca cómo siguen gestionando su capital humano numerosas empresas, estoy convencida de que la mayoría de directivos, CEOs y Consejos de Administración no se ha enterado de nada.

Así que…

Aviso para navegantes:
 
La web social es una tecnología disruptiva histórica de una relevancia tan grande como en su momento supuso la Revolución Industrial.

Las diferencias con este momento histórico que estamos viviendo no sólo están en la naturaleza del cambio sino también en su ritmo.
Hemos vivido los cambios más profundos de la historia de la humanidad en los últimos cincuenta años.

Las nuevas tecnologías han transformado nuestra manera de informarnos, aprender, pensar, entretenernos, relacionarnos, comunicarnos y por supuesto han revolucionado la naturaleza del trabajo.

Esta tecnología disruptiva histórica no ha penetrado en la cultura social existente, la ha cambiado para siempre.

Tras la aparición de la web social el mundo no ha vuelto a ser, ni será, el mismo.

Una consecuencia de la sociedad líquida en la que nos encontramos es que se ha producido una brecha, un gran desajuste entre los sistemas de educación y formación, las empresas y los profesionales del siglo XXI.

 
Los sistemas de educación públicos fueron diseñados para dar respuestas a las demandas de una sociedad industrial, donde se perseguía la estandarización, la linealidad y el conformismo. Pero la vida es orgánica y diversa, la educación y la formación deben capacitarnos para ser profesionales flexibles y adaptables, que ayudemos a las empresas a responder a un mercado en cambio permanente.

Las organizaciones también están vivas y cambian, se relacionan y caducan. Los directivos son los responsables de generar empresas que respondan a las necesidades del mercado y de sus profesionales, para que puedan sobrevivir.

Parece que todo el mundo se ha enterado de que estamos en un punto de inflexión, a excepción de una generación de directivos que se resiste con ahínco a abandonar su zona de comodidad ideológica.

"Los cubos de basura de la historia empresarial están llenos de restos de empresas, y de industrias enteras, que se resistieron al cambio." (Ken Robinson)

Las empresas han intentado durante demasiado tiempo ejercer un control sobre los trabajadores mediante la filtración de la información. Pero mala suerte, la web social les ha quitado el poder de la información.
Los profesionales  están extremadamente interconectados e informados de manera que ya no es posible controlar las relaciones laborales mediante la información. Supone una enorme dificultad esconder algo en la era de Internet.

La web social ha creado una cultura de conectividad. En un mundo hiperconectado por las nuevas tecnologías las estrategias de ocultación y engaño no tienen cabida en las empresas.

Las redes sociales están diseñadas con arquitecturas de información abiertas, que permiten compartir ideas y opiniones y que éstas sean tenidas en cuenta.
 
 
 

Los profesionales están exigiendo una gestión transparente, coherente con el contexto social en el que viven.

La transparencia no ha de confundirse con ser un libro abierto. La transparencia se traduce en evitar la mentira y la ocultación de información relevante y estratégica para los profesionales de la compañía.

Las empresas deben aprender a conversar, no saben escuchar, no se han visto obligadas a hacerlo antes. No han dado voz a sus trabajadores hasta ahora, ni siquiera les ha interesado escuchar lo que tenían que decirles, pero ya no pueden contar con profesionales con talento sin conversar con ellos y dejarles participar activamente en el desarrollo de la organización.

 
Vivimos guiados por unas ideas que ya no son válidas, ha llegado el momento de sacudírselas de encima para avanzar y dejar de juzgar las cosas desde la perspectiva de unos valores culturales de otra época. Como pronosticó el manifiesto Cluetrain, ha llegado el internet de las personas y el ocaso de la empresa convencional.

 
52. La paranoia mata la conversación. Esa es su meta. Pero la falta de una conversación abierta mata a las empresas.
 
El manifiesto Cluetrain: el ocaso de la empresa convencional
 
 



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